Por Xiomara Borges
Cuando vamos a una entrevista de trabajo, debemos estar atentos a lo que comunicamos tanto con el lenguaje gestual, visual y la imagen que proyectamos con nuestra vestimenta, atuendos, maquillaje, zapatos y carteras.
No es que sean de lujo. Para nada. Pero sí que estén en buen estado y sobre todo que nos sintamos cómodos con nosotros mismos, con lo que llevamos puesto.
En todo momento debemos comunicar que somos profesionales, eficientes, que tenemos credibilidad, conocimientos y experiencia para el cargo al cual vamos a optar.
Ya en la entrevista, debemos estar atentos a las preguntas que nos hacen y procurar decir la verdad: no mentir en las respuestas, por aquello de que «nuestros ojos hablan antes que nuestra boca». Tema de un artículo de nuestro blog: https://saludsisima.wordpress.com/2015/04/05/ante-una-pregunta-primero-responden-los-ojos-antes-que-la-boca/
Además de todo esto, debemos estar atentos a nuestra presentación personal.
En el caso de las mujeres, llevar un maquillaje sencillo y suave. No llevar prendas muy ajustadas, ni uñas tan largas, ni pintadas con colores llamativos y dibujos estridentes. Zapatos limpios y en buenas condiciones. Al igual que la cartera en buenas condiciones.
Evitar las ropas con lentejuelas, blusas con tiritas delgas. Peinados extravagantes o cabello desordenado.
Tan poco ir en ropa deportiva, franelas coloridas o fragancias muy intensas. Es mejor estar sobrio y sencillo.
Si se trata de un puesto ejecutivo, se sugiere que los hombres vistan con traje azul marino preferiblemente y no de color marrón. El negro puede ser una segunda opción.
Las mujeres si vamos en falda, que esté un poco más arriba de la rodilla, con blusa blanca o de color pastel o un buen suéter manga larga. De no tener una buena falda a mano, un pantalón de vestir, que siempre tenemos guardado en el clóset, siempre nos dejará bien. Luego a triunfar en nuestro nuevo empleo.