Por Xiomara Borges
En toda comunicación el qué y el cómo decir el mensaje, así como manejar los códigos y la sintonía forma parte de ese comunicarse plenamente.
En mis clases siempre le digo a mis alumnos, estudiantes de periodismo, que el qué representa el mundo de las ideas. En un trabajo, por ejemplo un reportaje, es toda esa información producto de una investigación sobre un determinado tema.
Pero si el qué representa el mundo de las ideas, el cómo decirlo es sumamente importante.
Muchas veces en la vida cotidiana hemos escuchado: “No fue lo qué me dijo sino el cómo me lo dijo”. Es que el cómo decirlo representa el tono comunicativo. Un mismo mensaje con diferente entonación, con rabia por ejemplo, traerá consigo una respuesta igual de agria.
En cambio ese mismo mensaje dado en un “tono suavecito” seguro que traerá una respuesta menos airada y bajará los niveles de agresión.
Hablar el lenguaje del sitio dónde vayamos responde un poco al dicho popular que reza: “a dónde vayas haz los que veas”. Hablar el “mismo lenguaje” de nuestro interlocutor nos hace que «bailemos la misma danza» y entremos en sintonía comunicacional.
Debemos saber que no todas las persona son iguales frente a las sensaciones, ni reaccionan de la misma manera. Algunas son auditivas, otras olfativas o visuales y las hay cinestésicas.
Por eso cuando hablamos en público debemos hacerlo en voz alta para los auditivos, escribir o pasar láminas para los visuales y movernos en el escenario para que los cinestésicos no se duerman.
De esa manera, utilizando las tres modalidades llegaremos a nuestra audiencia. Eso es comunicarse plenamente.
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